miércoles, 27 de octubre de 2010

El juego deportivo en Al-Andalus - The sports in Al-Andalus


El título de esta entrada del blog lo es también el de un magnífico estudio realizado por :

Dª Matilde Arroyo Parra (Profesora de Historia en el IES Ruiz Gijón de Utrera) y
D. Manuel Hernández Vázquez (Profesor titular de la Universidad Politécnica de Madrid)

En este estudio, de 35 páginas, en su  apartado 2.2.5. (pág. 21) trata sobre el deporte del Polo y en este capítulo, trata de las carreras de caballos celebradas en Al-Andalus.

El documento tiene formato PDF y se encuentra en la siguiente dirección de internet :


Espero que os guste.

Saludos.

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The title of this blog post it is also a wonderful study of :

Mss. Arroyo Matilde Parra (Professor of History at the IES Ruiz Gijón of Utrera) and
Mr. Manuel Hernández Vázquez (Professor at the Universidad Politécnica de Madrid)

In this study, 35 pages, in section 2.2.5. (P. 21) is about the sport of Polo and in this chapter, is horse racing held in Al-Andalus.

The document is in PDF format and available at the following address:

http://www.museodeljuego.org/_xmedia/contenidos/0000000048/docu6.pdf



Hope you like it.

Greetings.


lunes, 11 de octubre de 2010

1.935 : Proyecto del hipódromo de La Zarzuela

     HIPODROMO DE LA ZARZUELA. MADRID, 1935.
C. Arniches, L. Domínguez y Eduardo Torroja. Con la empresa
constructora Agroman E.C.
¿Por que este es el primer ejemplo?
El repaso al proceso de diseño de esta cubierta, como en el de otros casos, suscita una serie de preguntas, tanto a los que estudiamos las obras como a los que las hicieron. En el mismo texto citado donde Torroja describe, no sólo los edificios, sino también las inquietudes y procesos que hay en cada trabajo, se plantea una pregunta:
La invención de una forma especialmente adaptada a la resolución de un problema concreto, ¿es estrictamente un proceso de la imaginación, o es el resultado de un razonamiento lógico basado en la formación técnica?.

Un dilema eterno que se ha agudizado cuando la imaginación y la formación técnica han correspondido a personas distintas. A lo que el mismo Torroja responde:
Yo no creo que sea ninguna de estas dos cosas, sino una mezcla de ambas. La imaginación por sí sola no podría llegar hasta un diseño así sin la ayuda de la razón, ni tampoco podría un proceso deductivo, avanzando en etapas sucesivas de perfeccionamiento, haber sido tan lógico y determinante como para conducir inevitablemente hasta ello.

Esta reflexión me parece de una importancia crucial para el estudio que empieza con este ejemplo y por ello he querido anticiparla a unas conclusiones que lo que pretenden exponer, entre otras cosas, es precisamente la idea que plantea. No es casualidad que se haya querido expresamente inaugurar la serie de casos particulares estudiados con esta marquesina.

La figura de Eduardo Torroja en el panorama de la arquitectura del siglo veinte, y especialmente de la arquitectura de hormigón, es un claro referente no sólo por una larga experiencia de trabajo técnico, sino porque sus trabajos son chispazos de imaginación y son claros precedentes, sin duda, de algunos ejemplos posteriores de la arquitectura más emblemática que se ha producido después, en la que se ha confiado a la forma la mayor parte de la capacidad expresiva de la obra.

El problema de continuidad de una superficie que entraña este caso es simple para alguien habituado al lenguaje de la geometría y a manejar las figuras geométricas; es también un caso claro de obra en que las decisiones compositivas y estéticas han debido tomarse en el seno de la construcción. Sin embargo, para alguien que no conozca la geometría tridimensional puede ser algo más difícil pero no imposible de comprender. Por todo esto puede servir de puerta de entrada a los problemas que se quieren poner sobre la mesa.

El antiguo Hipódromo Real de Madrid, en el Paseo de la Castellana, quedaba afectado por la ejecución del Plan Zuazo.

  


El edificio es, de hecho, el artefacto que sirve como soporte a las gradas de la tribuna y su cubierta. Bajo esas gradas se alojan las taquillas, los servicios y dependencias auxiliares. Detrás de ellas, en la planta superior, se desarrolla una galería abierta al otro lado de la pista. El forjado del suelo de esta galería tiene un cometido estructural importante puesto que hace de contrapeso al voladizo de la gran marquesina; un tirante los une a modo de pilar. El intradós de este forjado es la bóveda de la sala de apuestas que se dispone longitudinalmente al mismo nivel que el acceso.


El diseño de la sección partió de la organización en el espacio de las distintas funciones, desde la compra de boletos para las apuestas hasta los corredores de servicio o el hall. Cuando este organigrama tomó forma, se procedió al estudio estructural de los elementos que lo definían. Así, las partes sometidas a tracción podían reducir su sección, mientras que los nudos que debían permitir movimiento (por causa de deformaciones causadas por dilatación o retracción) podían estar resueltos como articulaciones. Siempre con la intención de ajustar el material a su función estructural a la vez que de buscar la elegancia en las formas.


El propio Eduardo Torroja explica el proceso de diseño, de ésta y de otras obras, en el libro que editó el Ministerio de Fomento en 1958 y que recoge proyectos escogidos por el mismo Torroja donde los objetivos funcionales, estructurales y estéticos forman una unidad integrada tanto en esencia como en apariencia (según él mismo dice en el prefacio del libro).



La solución estructural presentada propone, pues, la marquesina con un voladizo de 1280 metros de vuelo, equilibrada por el otro lado, con el forjado del primer piso, también en voladizo, que atiranta la cubierta por detrás. Este planeamiento reduce los grosores de toda la estructura porque utiliza las fuerzas de tracción soportadas por cables para contrarrestar el peso del voladizo.

La propuesta definitiva, para la sección del hipódromo de Zarzuela, fue el fruto de un análisis estructural y de las mejoras en busca de una solución más elegante. La comparación entre el primer esquema y los siguientes, hasta la sección final, da cuenta de cómo la forma puede ser el resultado de un mejor aprovechamiento y emplazamiento del material. La descripción de esta sección que el propio Eduardo Torroja hace del pórtico es la más clara:



El elemento de cubierta, C K, con su gran voladizo sobre el gradería de la tribuna, apoya en el soporte principal, A B sobre el que está articulado, quedando impedido el vuelco por el tirante C D, compensando con ello el peso de la galería DB, y el resto de la cubierta, D E de la sala de apuestas inferior, que queda en parte volada por fuera del
tirante ...(...)


La conveniencia de dejar la mayor amplitud posible de espacio en estas galerías y la conveniencia de buscar unas formas estructurales de cierto valor estético, inducían a los trazados curvos que se ven en la figura.


La forma de la cubierta.

En cuanto a la marquesina, que es el objeto de la atención en esta ocasión, hay que destacar que su forma es precisamente lo que da estabilidad al elemento, además de formar parte del artefacto de contrapesos y tirantes del conjunto. Se trata de una figura auto-estable gracias a que su forma es arqueada. Según explica Torroja la elección de una forma curva fue una sucesión lógica a la sección abovedada de la sala de apuestas:



Tras haber adoptado el perfil curvo para la parte inferior de la estructura, parecía razonable darle también una forma curva a la cubierta. Hacerlo mediante un forjado sostenido por fuertes ménsulas ocultas tras él hubiera sido una solución pesada y poco estética. Para una hilera longitudinal de soportes, la solución más obvia sería una serie de bóvedas de soporte a soporte,

La principal función estructural de tales bóvedas es la de actuar como ménsulas de sección curva. Para que tales ménsulas alcancen la necesaria resistencia es conveniente que su relación canto/ancho sea máxima sobre los soportes principales y decrezca hacia los bordes libres. De entre los muchos tipos básicos posibles, la superficie resultante podría haber sido un conoide, pero no resultaba una solución muy atractiva. Parecía preferible buscar otra superficie de doble curvatura.

Entre las formas más conocidas, ninguna parecía tan adaptable como el hiperboloide; por tanto, las bóvedas tomaron la forma de sectores de hiperboloide.

Lo más llamativo de la cubierta de este edificio es, pues, su forma. Como se ha explicado, el planteamiento consistió, al principio, en fragmentos de hiperboloide de una hoja con el eje horizontal de manera que el perfil circular aparecía en el alzado desde la pista y el perfil hiperbólico era el que definía la sección transversal del edificio. La forma definitiva de esta cubierta se planteó a partir de una sucesión de fragmentos de hiperboloide de una hoja, con un vuelo de 1280 metros y una distancia entre apoyos de 4,80 metros, aunque acabaron no siendo hiperboloides como se verá.



La sección transversal de las bóvedas -que compone el alzado del edificio- es distinta en los soportes y en los extremos del voladizo: en los soportes, la flecha del arco es de 1,40 metros y el radio de curvatura es de 275 metros; mientras que en el voladizo la flecha es de 50 cm y el radio de curvatura es de 670 metros. La línea de encuentro entre las láminas habría sido una hipérbola al ser una sección vertical paralela al eje del hiperboloide. Sin embargo, el perfil por la cara inferior de la losa, se modificó, por decisión de los arquitectos, para obtener una arista recta en la unión entre lóbulos de la cubierta. Esto favoreció que el grosor de la losa se aumentara en el punto del apoyo hasta unos 14 cm (la cara del extradós conservó la forma curvada) y se mantuviera en unos 5 cm en el extremo del voladizo.


El elemento que se repite en la cubierta, el módulo estructural básico, es el formado por cada pilar y dos medios hiperboloides; de esta manera el módulo es el elemento soportado por el pilar. La junta entre piezas es imperceptible. La imagen desde cierta distancia es la de una losa ondulada que se aplana hacia el voladizo y se arquea en los apoyos, puesto que los arcos de circunferencia en el plano de los pilares tienen un radio menor que los arcos en el extremo.



El dibujo de la marquesina

La manera de definir la nueva lámina será la más evidente de las posibles: por sus secciones transversales que son arcos de circunferencia. Este es el perfil más fácil de replantear en la obra en el momento de conformar los encofrados a falta de poder utilizar el reglado de la superficie hiperbólica de la que se había partido.

La forma conserva sus cualidades estáticas puesto que se pone al servicio de la estabilidad, permite una lámina muy delgada y la construcción no se complica excesivamente gracias al conocimiento de la geometría que implica las correcciones impuestas por decisiones estéticas.



Aspectos de la construcción

Se conservan fotografías de la época en que se estaba construyendo este edificio y de la construcción de un prototipo, a escala real, que se hizo para comprobar el resultado. Es interesante notar el interés de la construcción de modelos, algo utilizado desde siempre en arquitectura.  En este caso es claro que el interés era doble puesto que lo que se debía analizar en él era por un lado el comportamiento estructural ya que los cálculos necesarios eran mucho más complicados que realizar el experimento real. Pero también había que comprobar cómo se debía definir la forma que había sido motivo de discusión entre los arquitectos y el ingeniero. Y el prototipo a escala real permitió ensayar, también el sistema de montaje del encofrado que se habría de repetir.



Esas fotografías muestran, en el momento de la colocación de la armadura y antes de proceder al vertido del hormigón, que los hierros colocados siguen trayectorias con dos objetivos, unos siguen la forma transversal y otros siguen unas líneas rectas en diagonal y dibujando unos rombos alrededor del punto del apoyo. Este segundo tendido de las armaduras es el dato más fiable de que estas láminas sean, al menos aproximaciones, a hiperboloides ya que esta figura sería la que cumpliría las condiciones que se la exigen: tener secciones circulares en un sentido y ser una superficie reglada, a la vez que tener la doble curvatura cosa que contribuye a que la lámina alcance ese gran voladizo.



TORROJA, Eduardo:
Las estructuras de Eduardo Torroja.
Editado por el Ministerio de
Fomento. Madrid 1958. Reedición de 1.999

sábado, 9 de octubre de 2010

Hipódromo de Almagro en Madrid

Situado extramuros, junto a la puerta de Santa Bárbara, fue construido en 1846 a instancias del conde de Cuba, como un recinto destinado a carreras de carros y de caballos. Se trataba de un auténtico complejo deportivo compuesto de gradas, pista, cuadras, cafetería, e incluso un local destinado a músicos que tocaban durante las carreras.

Curiosamente, no debió ser un negocio muy próspero, puesto que en 1848 fue cerrado y adquirido por una sociedad llamada ”La Juventud Vascongada”, quien lo destinó a la celebración de bailes y otras fiestas de dicha sociedad.

Demolido en la década de 1850, su lugar lo ocupan hoy diversos edificios de viviendas en el entorno de las calles de Almagro, Zurbano, y de Fernando el Santo.

http://www.madridhistorico.com/seccion7_enciclopedia/index_enciclopedia.php?id=H&idinformacion=377&pag=1#inicio2


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Located outside the walls, next to the door of Santa Barbara, was built in 1846 by the Count de Cuba, as a venue for chariot races and a horse. It was a true sports complex consisting of steps, track, stables, cafeteria, and even a room for musicians who played during races.

Interestingly, there have not been a very successful business since it was closed in 1848 and acquired by a company called "Youth Vascongada, who went to the holding of dances and other celebrations of the company.

Demolished in the 1850's, his place is taken today several residential buildings in the vicinity of the streets of Almagro, Zurbano, and Fernando el Santo.


viernes, 8 de octubre de 2010

El antiguo Hipódromo de La Castellana en Madrid

El antiguo Hipódromo de la Castellana de Madrid se inauguró el 31 de enero de 1878  haciéndolo coincidir con los fastos de la boda real entre el Rey Alfonso XII y doña María de las Mercedes de Orleans y Borbón.
Su situación era la de los actuales Nuevos Ministerios, cuya superficie coincide con el espacio dejado por las desaparecidas instalaciones hípicas.


Disponía de dos tribunas para los espectadores más selectos, frente a las que se encontraba la explanada dedicada al público en general.

La cuerda del óvalo central medía 1.400 metros y el director de las obras fue el ingeniero Francisco Boguerín.

                            (Una carrera en 1.929)

Fue lugar de encuentro de la alta burguesía, la aristocracia y la sociedad madrileña más encopetada que deseaba darse postín.

Que mejor que un día en “las carreras” para relacionarse y mostrarse en sociedad. Cuentan  Publio López Mondejar y Pilar Portero que  “el Hipódromo de principios de siglo no reducía su actividad a carreras de caballos o a competiciones hípicas, aunque ese supusiera su principal uso. En ese perfecto césped rapado al uno, la alta burguesía y la aristocracia paseaban su estirado palmito y repasaban sus preocupaciones."

Así, -prosiguen-  “el duque de Alba, presidente de la Sociedad Madrid Polo Club organizaba allí gimkanas y partidos de polo siguiendo las costumbres de las clases pudientes británicas. Jóvenes casaderas, apuestos pretendientes y padres interesados en la confluencia de intereses mediante el matrimonio, se citaban en el hipódromo. Las tertulias, vetadas para las féminas, ampliaban su radio de acción durante el estío extendiéndose a lugares más frescos.”
Foto de 1905 del  Hipódromo de la Castellana. Al fondo se puede ver el antiguo Palacio Nacional de las Artes y las Industrias, con la cúpula destacando en el centro :


Con la Restauración, se decidió construir un gran hipódromo en la ciudad que aglutinara todas estas carreras.



El Hipódromo de la Castellana se convirtió en uno de los lugares favoritos de la alta sociedad madrileña, y era frecuentado por la familia real, la cual, tenía una tribuna propia en su interior.



El recinto también se utilizó, como era habitual en la época,  para otro tipo de actividades más populares, además de las propiamente caballísticas. Allí se celebraron competiciones de football y exhibiciones aéreas, éstas últimas de  gran peligropara el público asistente.

Se cerró el Hipódromo en 1933, procediéndose a su derribo para la ampliación del Ensanche por el norte de la Castellana que se topaba con él.


Alguna prensa responsabilizó de  su derribo a “la iracundia ministerial“, que creaba un grandísimo mal, arrasando con los desvelos y los intereses allí acumulados trás honrado trabajo.

(Foto aérea de Madrid en 1.929, se aprecia el hipódromo al final del paseo de La Castellana)

De todos modos, el “hipismo” madrileño (esta denominación cambiaría su significado corriendo el último tercio del siglo XX, como bien se colegirá), no debía estar de luto, pués en menos de una década abriría sus puertas el nuevo Hipódromo de la Zarzuela, en las inmediaciones de El Pardo.
Carreras en el Hipódromo de la Castellana en una foto de 1914:


La fotografía de abajo es de una carrera en el Hipódromo, aproximádamente de 1929 :


Maspalomas, un simple aficionado.

El texto y algunas imágenes proceden de :
http://urbancidades.wordpress.com/2009/12/14/hipodromo-de-la-castellana-de-madrid-1878-1933/

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The ancient Hippodrome de la Castellana in Madrid was inaugurated on January 31, 1878 to coincide with the pomp of the royal wedding between King Alfonso XII and Maria de las Mercedes de Orleans y Borbón.

Their position was that of the current Nuevos Ministerios, whose surface coincides with the space left by the missing equestrian facilities.Had two grandstands for spectators finest, against which the square was dedicated to the public.

The central oval rope measuring 1,400 meters and the director of the works was the engineer Francisco Boguerín.It was the meeting of the gentry, the aristocracy and society more swanky Madrid wanted be posh.What better than a day "races" to interact and displayed in society.

They Publio López and Pilar Portero Mondejar "the beginning of the century Hippodrome did not reduce its activity to horse racing or horse races, even if that meant his main use. In that perfect lawn shaved to one, the gentry and aristocracy walked his stretched palm and overhauled their concerns. "Thus, he continues, "the Duke of Alba, president of the Madrid Polo Club organized there gimkanas and polo matches following the customs of the British upper classes.

Marriageable young, handsome suitors and parents interested in the confluence of interests through marriage, were cited at the racetrack. The gatherings, banned for females, extending its range during the summer ranging coolest places. "


With the Restoration, it was decided to build a great racetrack in the city that brought together all these races.Hippodrome de la Castellana became one of the favorite places of Madrid's high society and was frequented by the royal family, which had a platform in its own interior.

The venue was also used as usual at the time, for other popular activities in addition to the actual caballísticas. There were held football competitions and air shows, the latter of great peligropara the audience.

Hippodrome closed in 1933, proceeding to its demolition for the expansion of the North Eixample de la Castellana that ran into him.Some press blamed the shooting down "the ministerial wrath", which created a great evil, wiping out the efforts and the interest accrued there behind honest labor.

Anyway, the "horse racing" in Madrid (this name change its meaning running the last third of the twentieth century, as is well in known), should not mourn, because in less than a decade would open the new Zarzuela Hippodrome in the vicinity of El Pardo.

Careers at the Hippodrome de la Castellana in a photo of 1914:
Photo of 1905 the Hippodrome de la Castellana.
In the background you can see the old National Palace of Arts and Industries, highlighting the dome in the center:

Maspalomas, just an amateur.

The text and some images from:


http://urbancidades.wordpress.com/2009/12/14/hipodromo-de-la-castellana-de-madrid-1878-1933/