miércoles, 6 de octubre de 2010

Las carreras de caballos en el Real hipódromo de Legamarejo







Desde siglos atrás existe constancia de un cierto interés por las carreras de caballos en España, tanto por parte del Estado, como gracias a las voluntades individuales de entusiastas aficionados a este deporte, y más concretamente por los círculos de la nobleza y aristocracia.

De este modo, existen referencias a Enrique II de Castilla, quien dictó algunas reglas para el registro de los caballos que se introdujeron en el Reino de España, prohibiéndose sacar del mismo clandestinamente equinos, bajo pena de severas sanciones. A pesar de ser Felipe II un rey más proclive al medio ambiente ordenado: jardines, parterres, ordenamiento de paseos abigarrados de arboleda, etcétera, también tuvo en el mundo del equino aquella preocupación, impidiendo con Reales mandatos que se trasladasen caballos de Andalucía para Castilla, y formándose incluso una comisión para ocuparse de la conservación de la cría caballar.

En semejante línea se desenvolvió estas proclamas reales durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. Es en el primer decenio del siglo XX, cuando se empieza a tomar en consideración en España la utilidad y alcance de las carreras de caballos. Se estudiaron los modelos francés e inglés, comenzándose a dar los primeros pasos hacia la creación de una Sociedad de Fomento, análoga al “Jockey Club” inglés y la “Societe Encouragement” francés.



Cuando ya se había puesto en marcha un circuito importante en el mundo de las carreras de caballos en España, como era el de las capitales de Sevilla, Granada, Barcelona, Santander, San Sebastián y Madrid, el rey Alfonso XIII, entusiasta aficionado en esta disciplina deportiva, ordenaba construir en su Real Casa de Aranjuez un magnifico hipódromo, que entraba a formar parte del circuito hípico español, siendo el séptimo hipódromo de renombre en España.

El día 11 de noviembre de 1916, en la sesión plenaria del Ayuntamiento ribereño presidida por Manuel Sánchez Carrizo, se daba cuenta por primera vez a que estaba próximo a inaugurarse el Real Hipódromo Nacional que se construía en Legamarejo, a cargo de la Real Casa. Cinco días antes de llevarse a cabo la inauguración del citado Hipódromo. El Ayuntamiento ribereño acuerda que, con la suscripción pública realizada, se compre una copa como trofeo con la que el pueblo debe estar presente –trofeo que se denominará Copa del Vecindario de Aranjuez– y, además, el regalo de un reloj de bolsillo como premio para las próximas carreras de caballos. Era la entrega una vez más del pueblo ante un acontecimiento extraordinario.



El día 24 de mayo de 1917 se inauguraba el Real Hipódromo de Aranjuez, allí se daban cita la alta nobleza y aristocracia: Duques de Aldama, Osuna, Medinaceli, Fernan Nuñez, Conde de la Cimera, hombres negocios y gente famosa del mundo rosa y de la hípica; también se contaba el pueblo llano como parte de aquel naciente episodio hípico venido de la mano del Rey Alfonso XIII. La primera Copa del Vecindario de Aranjuez era ganada por el caballo Le Bon Beige de la cuadra del Duque de Toledo, nombre que adoptó Alfonso XIII para competir en las pistas ante sus adversarios, pues contra el Monarca no estaba casi nadie dispuesto a competir.

La cuadra del Duque de Toledo llegó a cosechar numerosos trofeos y galardones que pueblan las vitrinas en una sala dedicada al Monarca en el Palacio Real de Aranjuez. En ella están presentes, desde la camisola morada con la cruz de Borgoña – símbolo inequívoco de su identidad en el circuito hípico español–, pasando por una figura del mítico caballo Ruban, favorito de la cuadra del Rey y que le dio muchas alegrías en el esplendor de los circuitos hípicos, hasta cantidad de copas de diferentes firmas; obviamente la Copa del Vecindario de Aranjuez es uno de los mayores exponentes en la historia de esta disciplina deportiva del monarca.





Con la llegada de la Segunda República, y la salida del Monarca al exilio, la ausencia de cuadras notables de aristócratas y nobleza, y fundamentalmente la del anfitrión, el Hipódromo de Legamarejo siguió a duras penas. La ausencia del Rey por motivos obvios hicieron que poco a poco el Hipódromo ribereño –junto a casi la totalidad de las grandes pistas del circuito español– cerrase sus puertas. En el caso de Aranjuez en 1934, pues los defectos que fueron presentándose lentamente por el descuido de sus instalaciones era una muestra palpable; ello, unido a un motivo importantísimo que afectaba sobremanera a la propia existencia del Hipódromo, la dura fiscalización de la Segunda República sobre la Sociedad de Fomento.



En el trienio de la República, que comprende desde 1931 hasta 1934, queda constatado en la investigación histórica, que el pueblo ribereño, a través del Ayuntamiento presidido por Doroteo Alonso Peral, también estuvo presente con el citado trofeo, la Copa Vecindario de Aranjuez. Así podemos comprobar que en el año 1933 se destinó por parte de la municipalidad para la suscripción pública, 5.000 pesetas. En aquellos días pasaron por sus instalaciones políticos de primera fila del régimen republicano, como por ejemplo: Niceto Alcalá Zamora, Manuel Azaña, Indalecio Prieto, Miguel Maura, y Pedro Rico, Alcalde de Madrid, entre otros personajes.

Los malos resultados económicos que se estaban produciendo en Legamarejo desde la caída del régimen monárquico hicieron mella en aquellos encuentros hípicos, de tal forma que el déficit se vieron finalmente aumentados en el año 1933. Por esta razón, y no otra, Legamarejo se veía abocado a dar por concluida su existencia. En el año 1935 se aprueba la adjudicación y reparto de las tierras arrendadas a pequeños agricultores.



Con estos apuntes hemos querido dar cuenta de otro episodio histórico que muchas controversias ha levantado, argumentándose que el cierre del Hipódromo de Legamarejo fue debido a la interrupción por la Guerra Civil, nada más lejos de la realidad histórica, pues el Hipódromo ribereño celebraba su última cita en 1934.

En la actualidad, cuando se ha llevado a cabo la reinauguración del Hipódromo de la Zarzuela en Madrid el día 23 de octubre de 2003, y cuando ya a comienzos del año 2000 hubo intentos de volver a recuperar la citada pista de Lemus en Aranjuez, el asentamiento de labradores con sus huertas en aquellas tierras históricas se antoja una tarea casi imposible de conseguir.


José Luis Lindo Martínez
(Cronista oficial del Real Sitio y Villa de Aranjuez)

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For centuries there are records of some interest in horse racing in Spain, both by the state as by individual wills of enthusiastic fans of this sport, and more particularly to the circles of nobility and aristocracy.

Thus, there are references to Henry II of Castile, who gave some rules for the registration of horses that were introduced in the Kingdom of Spain, prohibiting horses get out of it illegally, under pain of severe penalties. Despite being a king Philip II environment more conducive to orderly, gardens, flowerbeds, ordering variegated woodland walks, etc., also had horses in the world of this concern, preventing with Royal mandates that Andalusian horses being moved to Castilla , and even formed a committee to address the conservation of breeding.


In such a line is unwrapped these claims true during the reigns of Philip III and Philip IV. It is in the first decade of the twentieth century, when one begins to consider in Spain, the usefulness and scope of the horse races. Models were studied French and English, began to take the first steps toward creating a development company, similar to the "Jockey Club" English and "Societe Encouragement" French.


When they had launched a major circuit in the world of horse racing in Spain, as were the capitals of Seville, Granada, Barcelona, Santander, San Sebastian and Madrid, King Alfonso XIII, enthusiastic amateur in this sport , ordered built in the Royal House of Aranjuez a magnificent race track, which became a part of the Spanish equestrian circuit, the seventh-renowned race track in Spain.

On November 11, 1916, in the coastal town hall plenary chaired by Manuel Sánchez Carrizo, reported for the first time that he was close to the opening of the Royal National Racecourse to be built in Legamarejo, by the Royal House. Five days before taking out the opening of that racetrack. The Coastal Municipality agrees that, with public subscription made, bought a cup as a trophy with which the people must be present trophy to be called Aranjuez Neighborhood Cup, and in addition, the gift of a pocket watch as a reward for upcoming horse races. Delivery was once again the people to an extraordinary event.

On May 24, 1917 inaugurated the Royal Hippodrome de Aranjuez, there came together the nobility and aristocracy: Duques de Aldama, Osuna, Medinaceli, Fernan Nuñez, Conde de la Cimera, business men and celebrities in the world pink the riding, also had the common people as part of that emerging equestrian event come from the hand of King Alfonso XIII. The first Aranjuez Neighborhood Cup was won by Le Bon Beige horse from the stable of Duque de Toledo, Alfonso XIII name adopted to compete on the track before his opponents, as against the monarch was almost no one willing to compete

The block of the Duke of Toledo came to reap numerous trophies and awards that fill the windows in a room dedicated to the monarch in the Royal Palace of Aranjuez. In it are present, from the purple camisole with the cross of Burgundy - the unequivocal symbol of their identity in the Spanish equestrian circuit -, going through a figure of mythical horse Ruban, favorite block from the King and gave him much happiness in splendor of the equestrian circuit, to number of cups of different firms, obviously Neighborhood Cup Aranjuez is one of the best artists in the history of this sport of the monarch.


With the advent of the Second Republic, and the output of the monarch into exile, the absence of significant blocks of aristocrats and nobility, and ultimately the host, followed Legamarejo racetrack barely. The absence of the King for obvious reasons had little by little coastal Hippodrome, along with nearly all the great tracks of the Spanish circuit, closing its doors. In the case of Aranjuez in 1934, as the defects that were appearing slowly through neglect of their facilities was a clear demonstration, this, together with an important reason that greatly affected the very existence of the Hippodrome, the high taxes of the Second Republic on the "Society for the Promotion of breeding."

In the three years of the Republic, which covers from 1931 to 1934, is found in historical research, the coastal people, through the Town Council chaired by Dorothy Peral Alonso, was also present with the above trophy, Neighborhood Cup Aranjuez. So we can see that in 1933 was spent by the municipality for public subscription, 5,000 pesetas. In those days passed through its facilities leading politicians of the Republican regime, such as: Niceto Alcalá Zamora, Manuel Azana, Indalecio Prieto, Miguel Maura, and Pedro Rico, Mayor of Madrid, among others.


The poor financial results that were taking place in Legamarejo since the fall of monarchy in those meetings dented horse, so that the deficit were finally increased in 1933. For this reason, and no other, Legamarejo looked doomed to terminate its existence. In 1935 approving the allotment and distribution of land leased to small farmers.

With these notes we wanted to take account of another historical event that has raised much controversy, arguing that the closure of Legamarejo racetrack was due to interruption by the Civil War, far from historical reality, as the coastal racetrack held its last appointment in 1934.

Today, when you have performed the reopening of the Zarzuela racetrack in Madrid on October 23, 2003, and when at the beginning of 2000 there were attempts to regain the track Lemus cited in Aranjuez, settlement of farmers with gardens in those historic lands is seems an almost impossible task to achieve.


José Luis Lindo Martinez

(Official Chronicler of the Royal Place and Villa de Aranjuez)


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